viernes, 25 de septiembre de 2009

Informativos españoles sin canas

Los periodistas de mayor edad son relegados en España, mientras que en Europa o Estados Unidos son auténticas estrellas y gozan de la mayor credibilidad

Juventud divino tesoro. Eso es, al menos lo que deben pensar los programadores televisivos a la hora de escoger a los conductores y presentadores de los distintos espacios, pero muy especialmente de los informativos, donde, salvo casos excepcionales como el de Matías Prats Jr., que a sus cincuentaytantos años es ya un veterano, prima la juventud por encima de cualquier otro valor. Así, auténticos “monstruos” de la comunicación de nuestro país han tenido que dejar su puesto por rondar los sesenta años, edad en la que en otras profesiones -nuestros políticos sin ir más lejos- se está en el mejor momento.
Sin embargo, estos prejuicios contras las arrugas no son universales y basta con echar un vistazo a los informativos de los países de nuestro entorno para darnos cuenta de que cumplir años no es un obstáculo para seguir conduciendo programas de éxito. Personajes como Patrick Poivre d'Arvor, que durante 20 años ha conducido el principal informativo de la televisión pública francesa TF1 -desde 1987 hasta 2008- y que aún siguen en activo, o Bruno Vespa, presentador y productor de “Porta a porta”, uno de los programas de más audiencia de la RAI, que a sus 65 años sigue al pie del cañón, son sólo dos ejemplos de que fuera de España no se margina a los periodistas más veteranos y, cuando se hace, la polémica está servida.
Este fue el caso de la BBC, la cadena pública británica, que este verano sustituyó a dos periodistas y presentadoras de 59 y 65 años -la probabilidad de que una mujer siga en activo a esa edad en nuestro país es nula- por otras más jóvenes. La decisión provocó, no sólo las quejas de miles de televidentes, sino incluso que la propia vicepresidenta del Partido Laborista y ministra para la Igualdad, Harriet Harman, interviniera en la Cámara de los Comunes para reclamar la vuelta de esas mujeres.
Pero si ésta es la situación en Europa, “zapeen” por las cadenas norteamericanas, donde desde la CNN, hasta Fox News, pasando por la CNBC están plagadas de canas. Quizás el personaje en activo más destacado es Larry King, que a punto de cumplir 76 años sigue presentando en CNN su programa nocturno de entrevistas “Larry King Live”. Más jóvenes, pero cerca ya de la edad de jubilación en España, son David Letterman, que a sus 62 años es una de las principales estrellas de la CBS, donde dirige y presenta “The late show with David Letterman”, y Bill O'Reilly, que con 60 años es figura destacada del canal Fox News con su programa “The O'Reilly Factor”, que tiene también una versión radiofónica.
Un caso paradigmático fue el de Robert Novak, fallecido este mes de agosto a causa de un cáncer cerebral, y que sólo se retiró un año antes, en 2008, con 77 años, para luchar contra su enfermedad. Hasta ese momento, no sólo trabajaba en la CNN, sino que mantuvo una columna de opinión en distintos diarios durante 45 años.
En España, sin embargo, este personalismo que caracteriza a los presentadores y conductores de programas en otros países no encaja con el estilo a que estamos acostumbrados. El tradicional busto parlante de los informativos españoles se ajusta más a una cara joven y bonita, que apenas se sale del guión más que para, en contadas excepciones, algún chiste preparado. Antena 3 TV lo intentó, a principios de los noventa con José María Carrascal, que, recién llegado de Estados Unidos, aportó un estilo similar al de los programas de aquel país. Sin embargo, pronto fue sustituido. Más tarde, Telemadrid intentó otro informativo “personal”, siempre en horario nocturno, con Germán Yanke -54 años- primero y con Sánchez Dragó -a punto de cumplir los 73- después. En ambos casos, se volvía al estilo norteamericano de mezclar información y opinión y, en ambos casos, le llovieron las críticas al canal público madrileño pese a tener no pocos seguidores.
Y es que, está claro que en lo que al mundo de los informativos de televisión se refiere, España no es país para viejos.

lunes, 21 de septiembre de 2009

De tedetés de pago, guerras mediáticas y diarios vergonzantes

Mientras en medio mundo los propietarios de periódicos se devanan los sesos para encontrar la receta mágica con la que, no sólo salir de la crisis, sino lograr que el papel siga existiendo en plena vorágine internauta, aquí todavía usamos los diarios impresos para emprender guerras mediáticas y tratar de medrar un poco más.
Mientras franceses, ingleses o estadounidenses adoptan medidas de todo tipo, exitosas o no, para dar una vuelta de tuerca más al negocio de la Prensa, aquí andamos utilizando los editoriales y las columnas de opinión como altavoz panfletario sobre tedetés, pagos por derechos futbolísticos y coacciones gubernamentales.
En este país de imbéciles en el que los medios están en manos de aspirantes a poderosos, de pseudoperiodistas con ínfulas de políticos, los periódicos sólo sirven para que los cebrianes y los roureses se peleen por ver quién influye más, quién logra más prebendas del poder y quién se codea más con quién. Mientras, los terceros en discordia, los voyeurs de gustos exuperantes, llenan páginas de opinión mostrando su gozo por el mero hecho de ver al enemigo herido, aunque se cambiaría mil veces por él. Los planetarios, por su parte, con diario también en los quioscos, miran para otro lado sin saber muy bien qué carta jugar.
Ójala nadie diera un duro por ver fútbol en casa. El que quiera circo, que vaya al circo.
Qué vergüenza de panorama, qué vergüenza de medios de comunicación...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Calidad frente a cantidad

"La noticia como género será menos habitual y habrá más reporterismo"


A estas alturas, ya nadie duda de que detrás de la grave situación que vive la Prensa no está sólo la crisis, sino que hay un cambio de modelo, una ruptura respecto de los esquemas clásicos. Sin embargo, de esta situación ya parecen haberse dado cuenta en la mayoría de los países de nuestro entorno -aunque no en España-, donde se están dando pasos para tratar de dar con la clave, no sólo de la supervivencia, sino del nuevo modelo de periodismo impreso.
El debate está ahí y, en muchos casos, se llevan años buscando soluciones. ¿Cómo convivir con Internet?, ¿pasa la solución por aunar esfuerzos con las web o por competir con ellas? Lo que parece claro es que tratar de luchar contra los diarios online haciendo lo mismo, es una batalla perdida. Por eso, la clave es el vañor añadido, “la valeur ajoutée” que dirían nuestros vecinos franceses, que iniciaron este debate hace años y que, acertadas o no, vienen, desde hace años, tomando medidas para seguir ahí.
La pasada semana, “Le Monde” publicaba un artículo que ponía el acento en que los periódicos impresos deben basar su futuro en la diferenciación con los digitales. “En el caso de Internet, un diario no sigue la actualidad, la hace”, asegura Laurent Joffrin, director del también diario francés “Liberation”. “Nuestro única oportunidad de sobrevivir es reforzar los fundamentos de nuestro oficio: encuestas, profundización, buscar ángulos a las informaciones que no se encuentren en otros lugares...”. Otra de las claves de los nuevos diarios en papel será “la selección de las noticias y su jerarquización”, explica Joffrin, cuyo periódico ha acometido un profundo cambio para adaptarse a estos principios.
El concepto de selección y jerarquización abre otro debate: ¿cantidad o calidad? Hasta hace unos años, los periódicos impresos eran los únicos que podían recoger en sus páginas gran cantidad de noticias que en otros medios se quedaban fuera. Sin embargo, ahora, con Internet, esa guerra no sólo está perdida, sino que es absurda. Entonces, ¿para qué obsesionarnos con tratar de incluir en unas pocas páginas un montón de pequeñas noticias, la Bolsa, la cartelera...? La clave, según los franceses, es la selección, apostar por un tema y abordarlo en profundidad -dos o tres páginas- con gráficos, fotografías, opiniones...
Esta opción es también la elegida por otro de los grandes periódicos franceses, “Le Figaro”, que el próximo 21 de septiembre pondrá en la calle su nuevo aspecto, en el que las claves son “la valeur ajoutée” y la selección de las informaciones, lo que supondrá entre un cinco y un diez por ciento menos de contenido redaccional. Según Etienne Mougeotte, director de redacción, se trata de jerarquizar, de hacer “una distinción entre lo esencial y lo accesorio”.
En esta misma línea se expresaba recientemente Alfonso Sánchez-Tabernero, profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y uno de los principales expertos de empresas periodísticas de nuestro país, que aseguraba que tenía claro que “los datos, los hechos, las cotizaciones de bolsa, lo que puedo buscar en Google no tiene interés. Sí lo tiene el análisis, la interpretación, la opinión, la creatividad, la anticipación. Por eso creo que la prensa va a estar más basada en el talento que en la cantidad. La noticia como género será menos habitual y habrá más reporterismo”.
Por eso, no deja de extrañar que en nuestro país, se siga apostando aún por la cantidad -bien es acierto que no siempre en detrimento de la calidad- y para ello basta comparar la paginación de nuestros periódicos y la de los principales diarios europeos que, salvo excepciones hechas como los suplementos dominicales, rara vez van más allá de 64 páginas. Y es que el papel también cuesta dinero. Mucho dinero, con el que se podría pagar a más y mejores periodistas.

martes, 8 de septiembre de 2009

Sucesos, dolor y amarillismo

Uno de los principales problemas con que nos encontramos los periodistas es, a la hora de informar sobre los temas de sucesos o de terrorismo, cómo afrontar todo lo relacionado con el sufrimiento y el dolor de las víctimas y sus allegados. Los atentados terroristas, las catástrofes, la violencia de género o los homicidios son una buena muestra de ello. Ante este tipo de hechos, tenemos, por un lado, la información pura y dura, los datos objetivos, la investigación policial, tratar de hablar con posibles testigos... Sin embargo, cuando tratamos de acercarnos al dolor, a la parte más humana de la noticia, se corre el grave riesgo de caer por una pendiente muy pronunciada y peligrosa que lleva directamente al amarillismo y a un tipo de periodismo que, con frecuencia, roza lo deleznable.
No vale como argumento decir que este tipo de informaciones son las que, al final, más llaman la atención del lector, porque, atendiendo a esa premisa, también podríamos entrar en una espiral de consecuencias imprevisibles que nos acabaría llevando a convertir los medios en un escaparate de sangre, sexo y cotilleo. Está claro que los sucesos tienen su hueco en el periodismo y, de hecho, se trata de uno de los géneros con más predicamento en la profesión. Sin embargo, ser un buen periodista de sucesos pasa, normalmente, por tener buenos contactos policiales y judiciales más que por dedicar páginas y páginas a hablar con los familiares y amigos de las víctimas en busca de la lágrima fácil y el morbo barato, un error con el que los profesionales de la comunicación caen con demasiada frecuencia. Falta rigor y sobran testimonios ñoños que, en la mayoría de los casos, poco o nada aportan, periodísticamente hablando.
En relación con este tema, el pasado 26 de agosto la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) organizó el curso “Aproximación de los periodistas al dolor”, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska, uno de los ponentes, se refirió al derecho a la información y a su relación con las actuaciones de la justicia. El magistrado puso como ejemplos las investigaciones periodísticas que desvelan la identidad protegida de testigos, los denominados juicios paralelos en los medios de comunicación o “la irresponsabilidad de los periodistas a la hora de regalar victorias a los terroristas o magnificar sus acciones”. Para tratar de solucionar este problema sugirió tres posibles vías de control: la regulación, la autorregulación o la autocensura. Asimismo, planteó la adopción de un código ético que regule de qué modo abordan los medios este tipo de informaciones.
Por su parte, Magis Iglesias, presidente de la FAPE, afirmó que, ante noticias con víctimas o familiares, el objetivo debe ser siempre tratar de no causar más dolor y recordó la denuncia de la asociación sobre la repetición de imágenes de los afectados por el accidente de Spanair. También criticó la publicación de los datos sobre el donante que ha permitido el primer trasplante de cara en España.
"Los periodistas de los medios de comunicación no pueden incumplir la ley y vulnerar el secreto", dijo Iglesias, quien aludió a la "responsabilidad compartida" de los periodistas y los responsables sanitarios, que, indicó, no deben "dejarse llevar" por el "ansia de notoriedad" y "cometer una gran imprudencia". Esto, matizó, "no exime" la responsabilidad de los medios que publicaron estos datos.
Tratar de buscar ese equilibrio entre información y respeto, entre datos relevantes y amarillismo, es una tarea sólo al alcance de unos pocos buenos profesionales y no debemos olvidar lo fácil -y tentador- que es para el periodista pasarse al lado oscuro. Y no debemos olvidar tampoco la parte de responsabilidad que tienen los responsables de los medios a la hora de vetar determinadas conductas que, en el mejor de los casos, apenas servirán para vender un puñado de ejemplares más a costa del dolor y del prestigio de esta profesión.