sábado, 30 de enero de 2010

¿Contenidos de pago en la Prensa digital? Sí, por supuesto

A los medios les cuesta dinero generar contenidos y es lógico que quieran cobrar por ellos

El debate está ahí. No en la calle, claro está, pero sí en el sector de la comunicación. ¿Hay que cobrar por los contenidos en Internet? En un principio, muchos lo intentaron y pocos lo consiguieron. Después, tras ese primer paso fracasado, todos los medios optaron por el gratis total a excepción de determinados contenidos, como los artículos de opinión –aunque sin mucho éxito-. Ahora, con el drástico descenso de los ingresos publicitarios y la lenta caída en la venta de ejemplares de la Prensa, otra vez se vislumbra el cobro por el acceso a las ediciones digitales de los diarios como fuente alternativa de ingresos.
“The New York Times” ya ha anunciado que empezará a exigir un pago para determinados contenidos a partir de 2011, algo que ya hace desde hace años “The Wall Street Journal”. Pero el dilema está ahí, pues son muchos los medios que estudian si tomar la decisión o no, como es el caso del diario británico “The Guardian”, que, a través de un blog, ha decidido preguntar a sus lectores qué opinión les merecería establecer el cobro y por qué secciones o temas estarían dispuestos a pagar. Estos son sólo un par de ejemplos, pero muestran muy claramente que la cuestión está en el ambiente y que se ha pasado en apenas unos meses de ser un tema tabú a plantearse como un opción a tener en cuenta, aunque no exenta de riesgos.
Lo que está claro, es que todos los medios de Internet –tanto las ediciones online de los periódicos en papel- como las publicaciones sólo digitales desearían cobrar, luego el debate no es si sí o si no, sino cómo hacerlo. La solución, a priori, podría parecer sencilla: un gran acuerdo para que se fijase, de forma generalizada, un cobro por unos contenidos a determinar, de modo que nadie pudiese aprovecharse de la situación. Sin embargo, es harto difícil que se llegue a un pacto de esas características, habida cuenta de que siempre habrá tiburones ansiosos de pescar en aguas revueltas.
De todos modos, en ningún caso la cuestión que se plantea es cobrar por acceder a la web de un medio, sino que se trataría de pagar sólo por determinados contenidos “premium” o de valor añadido. Lo que está claro es que cualquier contenido que suponga un desembolso de dinero debe ser lo suficientemente bueno como para satisfacer al usuario pues, de lo contrario, no sólo dejaría de usar este servicio, sino que, quizás, se sintiera engañado y se pasase a otro medio.
En cuanto al modo de cobro, las opciones que se barajan van desde un pago mensual o anual, que permita, por así decirlo, “barra libre” para cualquier contenido “premium”, hasta el cobro puntual por acceder a un servicio concreto. Lo ideal para los medios sería la primera opción, es decir, un prepago periódico y renovable pues, no sólo aseguraría ingresos fijos –al igual que los suscriptores en las ediciones impresas-, sino que, de cara a la obtención de ingresos publicitarios, sería un argumento importante de venta contar con un número elevado de este tipo de lectores.
Por todo ello, cobra especial relevancia el trabajo de los departamentos comerciales y de marketing de los medios a la hora de ofrecer atractivas ofertas para que los internautas se “abonen” a estos servicios de pago, pues hay que contar con las reticencias iniciales de la gran mayoría de los usuarios, poco proclives a pagar por algo que, durante mucho tiempo, han tenido gratis.
Pero una medida de este tipo, no por impopular deja de ser necesaria. Al fin y al cabo, los medios pagan a sus trabajadores por elaborar los contenidos de modo que es lógico que quieran obtener algo a cambio. Basta ver la situación en que se encuentran la mayoría de los diarios gratuitos de nuestro país –con el caso límite del cierre de “Metro”- para demostrar que depender exclusivamente de la publicidad es demasiado peligroso y hacen falta otras alternativas.

Google, ni contigo ni sin ti

La guerra entre Google News y los medios está servida

Para bien o para mal, Google se ha convertido en un actor protagonista en el panorama de los medios de comunicación, y no sólo de los digitales, sino también de las publicaciones en papel. Sus responsables han apostado por la información como una de sus valores principales y, desde su nacimiento, han ido añadiendo herramientas y utilidades en esa dirección.
Una de las iniciativas más interesantes puestas ya en marcha –aparte de Google News-, es Fast Flip, algo así como una revista de prensa en la que el internauta ve una selección de artículos de casi un centenar de publicaciones estadounidenses –arrancó en octubre en aquel país con sólo 36-, entre las que están algunas de las más importantes, como “The New York Times”, “The Washington Post”, BBC News, “Boston Globe”, “Miami Herald” o “Esquire”. A través de la web http://fastflip.googlelabs.com/, es posible navegar por entre las noticias –viéndolas tal cual aparecen en la edición digital de cada una- y con la posibilidad de ir directamente a éstas con sólo pinchar. Además, admite todo tipo de criterios de búsqueda. De momento sólo está en inglés y con medios de Estados Unidos, aunque es accesible desde todo el mundo.
Muy distinto es el caso del ominipresente y todopoderoso Google News, herramienta marcada por la polémica y, al mismo tiempo, por el éxito. Utilizada para informarse por más internautas que las web de cualquier canal de televisión o publicación impresa, su uso sigue levantando ampollas entre los medios que generan las noticias que luego la compañía californiana añade a su programa.
Fruto de estas tensiones fue la intención del magnate de la comunicación Rupert Murdoch -propietario de la cadena Fox o “The Wall Street Journal”, entre otros- de sacar sus noticias del indexador estadounidense. Aunque la sangre no llegó finalmente al río, el rifirrafe sirvió para sacar a relucir el verdadero problema de fondo: el reparto de los ingresos generados por la publicidad que Google añade a los resultados de las búsquedas de noticias de los internautas. Es decir, la empresa informática hace negocio con las noticias elaboradas por los medios, que no reciben nada a cambio.
Esta situación ha provocado que la guerra haya estallado definitivamente y, además, en varios frentes: así, desde el 23 de diciembre, las noticias de Associated Press elaboradas con posterioridad a esta fecha no están disponibles en Google News tras no prosperar las negociaciones que ambas empresas tenían para renovar un acuerdo firmado en 2007; paralelamente, esta semana se ha sabido que los editores alemanes han presentado una denuncia contra el buscador ante la Oficina Federal Alemana Antimonopolio por no pagar derechos por los resultados de las búsquedas.
Y esto no es más que el principio pues, de triunfar esta denuncia, puede que cunda el ejemplo en otros países, con lo que a la empresa con sede en Mountain View se le puede ir de las manos la situación y empezar a tener problemas. ¿Supondrá esto una amenaza real para Google? No para su estabilidad económica, pero no cabe duda de que quizás se debería sentar a negociar con los proveedores de noticias el reparto de los más de 1.000 millones que la compañía ingresa con la publicidad que acompaña a la búsqueda de informaciones.

Hacia dónde va la Prensa

Copenhague albergará, los próximos días 4 y 5 de marzo, la vigésima edición de la Conferencia Mundial sobre la Publicidad en los Periódicos, organizada por la World Association of Newspaper (WAN), organización global mundial de periódicos y editores de noticias que representa a más de 18.000 publicaciones en más de 120 países. Si un evento de este tipo siempre es interesante, en la coyuntura económica mundial actual es de vital importancia para tratar de vislumbrar una luz al final del túnel que atraviesa la Prensa durante los últimos años.
El objetivo principal de esta conferencia es saber qué quieren los anunciantes de las publicaciones, ya sean en papel o digitales, qué esperan de los medios. El mercado ha cambiado tanto en los últimos años con las nuevas tecnologías que los esquemas que hasta hace bien poco eran válidos ahora han quedado obsoletos. Ya no basta con presentar datos de ventas o de difusión. En un futuro próximo, las tarifas publicitarias se basarán en gran medida en el comportamiento de los usuarios, cuyo seguimiento es mucho más fácil en la web, según Matthew Dodd, destacado experto en el análisis y la investigación de los medios digitales, y que estará presente como ponente en la conferencia de Copenhague.
Cómo generar ingresos publicitarios a través de contenido hiperlocal atrayendo al pequeño anunciante; la adaptación de los contenidos; cómo salir de la crisis utilizando contenido publicitario generado por los propios usuarios, con el ejemplo del diario alemán “Bild”, que ha creado un portal de publicidad en bild.de, donde los propios lectores pueden insertar, gestionar y pagar por sus anuncios; ¿cómo tendría que ser un equipo directivo y comercial de un periódico para cumplir su misión presente y adelantarse a las oportunidades futuras?... son sólo algunos de los temas que se abordarán en esta conferencia. Igualmente, y como colofón al programa, WAN ofrecerá un Informe Especial sobre las mejores prácticas de sus 18.000 periódicos miembros con una presentación exclusiva de “The Virtual-World's Best Advertising Department”, con el objetivo de dar a conocer a todos los asistentes cuáles de las acciones puestas en marcha por sus miembros han funcionado mejor, con el objetivo de que sirvan de ejemplo para el resto.
Y es que no hay que olvidar que la Prensa atraviesa, en todo el mundo, un periodo de profundos cambios cuyos resultados están aún por ver, pero que dejarán un panorama muy distinto al actual, tanto en la forma como en el fondo. Algunos expertos sí se aventuran, si no a vislumbrar el futuro, sí al menos a proponer fórmulas para sobrevivir. Es el caso de Mark Mulligan, vicepresidente de la compañía de investigación de mercados Forrester, que, según se ha hecho eco la web www.marketingdirecto.com, plantea un modelo de salvación de la Prensa tradicional, basado en tres pilares básicos: contenidos gratuitos, contenidos patrocinados y contenidos digitales. Además, explica el consultor, “hay que adaptar los medios tradicionales al comportamiento de los lectores más allá de trasladar su modelo de negocio al online. Limitarse a cobrar por el contenido sólo hará que los lectores se vayan al siguiente medio que les aparezca con contenidos gratuitos".
Al fin y al cabo, hay lectores que se asoman a los contenidos sólo si son gratuitos. Este perfil de lector “por la cara” no ha supuesto una merma importante en la venta de ejemplares de diarios, pues no era habitualmente comprador de Prensa. Sin embargo, al que sí que hay que atraer es a aquel que es comprador y que sí estaría dispuesto a pagar si le ofrecemos contenidos “premium” o, como ya hemos denominado en esta columna en varias ocasiones, de “valor añadido”.