jueves, 25 de marzo de 2010

Lectores leales en papel, infieles en la red

Como un matrimonio de los de toda la vida. Así podría definirse la relación que tienen algunas personas con su periódico. La fidelidad a un diario es un rasgo atribuible a cientos de miles de lectores. Sin embargo, y aunque aún son muchos los que responden a este perfil, no es precisamente la fidelidad un valor en alza entre las nuevas generaciones. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en el mundo digital, siempre y cuando siga siendo un universo gratuito, nadie se informa a través de un único medio.

Normalmente, cuando se trata de formatos tradicionales, una persona lee sólo un diario, ve los informativos de una cadena de televisión y escucha siempre la misma emisora de radio. Sin embargo, cuando de Internet se trata, desaparecen por completo los lazos y, si bien los internautas tienen sus webs de referencia, no tienen obstáculos en ir de una en otra hasta que encuentran lo que desean. Así, según se desprende de un estudio realizado en Estados Unidos, alrededor del 46% de los encuestados aseguran utilizar para mantenerse informados entre cuatro y seis medios al día, mientras que sólo un 7% afirman hacerlo a través de uno solo. Del mismo modo, cerca del 70% dicen no tener un medio de noticias favorito.

Es más, en muchas ocasiones, ni siquiera son las ediciones online de los medios las más consultadas, sino que los usuarios se informan, cada vez más, a través de agregadores de noticias tipo Google News, y, sobre todo, gracias a las redes sociales, especialmente Facebook, que ya redirecciona en Estados Unidos el triple de usuarios a medios de comunicación online que Google News.

Y es que, buena parte de los internautas busca en Internet rapidez y claridad a la hora de informarse. Es decir, que si entran a una web y no encuentran de un simple vistazo lo que buscan, se marchan a otra, sin ningún tipo de problema. Igualmente, tampoco permanecen demasiado tiempo en ningún sitio, pues lo habitual es una lectura de titulares y sólo en aquellas noticias en las que tienen más interés pinchan para leer algo más.

No debemos olvidar tampoco el papel cada vez más importante que juegan los blogs. Aunque no son, como tal, un medio de información, sí que son seguidos por usuarios que buscan algo más que la noticia pura y dura. Por eso, los blogs periodísticos tienen cada vez más adeptos, pues aportan ese valor añadido, esa interpretación, esa vuelca de tuerca… Además, los blogueros disponen ahora de aliados como Twitter, que multiplican su difusión a decenas de miles de internautas. Casos como el de Enrique Dans o Marilín Gonzalo, con dos de los blogs más leídos de España y cerca de 100.000 seguidores cada uno en Twitter, son un claro ejemplo de por dónde van los tiros. Porque las cifras no engañan: cualquier cosa que estos dos blogueros escriban es seguida por más gente que lo que pueda decir un columnista en un diario.

miércoles, 24 de marzo de 2010

The New York Times, una decisión valiente y arriesgada


La idea de The New York Times de retransmitir, aunque sea en diferido, sus reuniones de redacción, me parece fascinante. Tanto, que me cuesta creer que se vaya a mantener en el tiempo.
No sé, quizás tenga la mente sucia, pero no puedo evitar pensar que una decisión tan valiente y arriesgada tenga continuidad en el tiempo, pues hay que tener la conciencia muy tranquila y las ideas muy claras para abrir las ventanas de par en par y dejar que se asome al interior de tu casa cualquiera que pase por allí.
Para empezar, y habiendo vista tan sólo los primeros vídeos -http://video.nytimes.com/video/playlist/timescast-, me parece una auténtica lección de periodismo para todos aquellos que quieren saber cómo funciona un periódico por dentro, cómo se deciden los temas... Pero más allá de su valor pedagógico, creo que se trata de una demostración de independencia. Quien más, quien menos, sabe que cualquier medio de comunicación tiene sus hipotecas, ya sean económicas, ya ideológicas, políticas o morales. Sin embargo, existen también otros intereses, menos confesables, que influyen demasiado en qué noticias se dan y cuáles se ignoran o en qué enfoque reciben las informaciones.
Por este motivo, considero que hacer público algo tan "privado" como una reunión de redacción es un triple mortal sin red -bueno, con red, pues no se emite en directo- pues la reunión de redacción es al resultado final del periódico como las discusiones de pareja a la imagen de un matrimonio aparentemente perfecto.
Dudo mucho que existan otros diarios que se atrevan a tomar una decisión parecida. Y si se instalasen cámaras ocultas en la mayoría de estas reuniones, la imagen que del periodismo tiene mucha gente se vendría abajo en cuestión de segundos. Y es que, no es oro todo lo que reluce.

jueves, 18 de marzo de 2010

¿Sueñan los androides periodistas con exclusivas eléctricas?

Las nuevas tecnologías han colocado a la profesión periodística en una profunda encrucijada. Los cambios de hábitos de la población, Internet, la llegada de nuevos soportes, el periodismo ciudadano, la dictadura de la inmediatez... Todos estos factores obligan al profesional de los medios a replantearse sus esquemas y a cambiar incluso su forma de trabajar. Y por si todo esto fuera poco, ahora la tecnología trata de suplantarnos y demostrarnos que, por muy importantes que nos creamos, nuestro trabajo puede ser realizado por un ordenador y el software adecuado. Eso es, al menos, lo que han demostrado los científicos estadounidenses Larry Birnbaum y Kris Hammond, especialistas en inteligencia artificial que han concebido un programa informático, denominado Stats Monkey, capaz de, con unos cuantos datos, unas estadísticas y poco más, escribir informaciones periodísticas. Una vez ideado, su desarrollo ha sido encargado a John Templon, un licenciado en Periodismo de 27 años, y a Nick Allen, informático de 25 años.

De acuerdo que se ha tratado de una crónica deportiva; de un partido de béisbol entre los Minessota Twins y los Texas Rangers. Pero ha bastado con que los programadores informáticos del laboratorio Infolab, en la Universidad Northwestern, introdujesen en el ordenador una serie de frases utilizadas habitualmente por los periodistas deportivos, algunas palabras clave, expresiones, figuras retóricas... para que el sistema fuese capaz de construir un texto perfectamente legible, sin faltas de ortografía, sin incongruencias. El software está programado para saber cuáles han sido los jugadores decisivos y puede incluso pedir al archivo gráfico una foto de uno de esos jugadores y hasta de poner un titular a la noticia. Y firma como “La máquina”.

La aplicación es capaz también de hacer varias versiones diferentes de la misma información, dependiendo de si está escrita para los lectores del equipo ganador o del perdedor. Además, por sus características, podría aplicarse a otro tipo de informaciones basadas en datos y estadísticas, como por ejemplo las noticias económicas. Y lo que es más importante: puede realizar este trabajo en apenas unos segundos.

Que este tipo de crónicas nunca podrá llegar a ser igual que las escritas por personas, quizás. Que una máquina no puede darle a una noticia ni sentimiento, ni pasión, pues seguro que no, pero un periodista tampoco debiera hacerlo -ya sé que la objetividad es una entelequia, pero las formas son las formas-.
Más allá de que estemos ante un experimento científico, lo que está claro es que un sistema informático ha sido capaz de poner al descubierto las vergüenzas de la profesión y es que, la mayoría de las veces, las informaciones son idénticas entre unos medios y otros, las agencias gobiernan y, si no fuera por las páginas de opinión y los editoriales, sería difícil distinguir un periódico de otro, tal es el grado de “cortapeguismo” que lo inunda todo.

Y no nos durmamos en los laurales, porque los responsables del proyecto ya han anunciado que van a lanzar una versión comercial que pronto se podrá adquirir online. Kris Hammond ya ha dicho que estará pensada, sobre todo, para aquellos periódicos locales y medios digitales deportivos que no tienen posibilidad de cubrir todas las competiciones deportivas que se desarrollan en su región.

viernes, 12 de marzo de 2010

13 periódicos chinos se atreven a criticar al Gobierno


El pasado 1 de marzo, en un auténtico ejercicio de audacia, 13 periódicos chinos publicaron un editorial, tanto en sus ediciones en papel como en la digital, en la que pedían al Gobierno que retire el denominado "pasaporte interior", una herramienta gubernamental que permite controlar los flujos migratorios dentro del país, es decir, los movimientos interiores de la población. Sin este pasaporte, conocido como "hukou", los ciudadanos que emigren de unas zonas a otras de China no pueden beneficiarse de determinadas medidas. Los periódicos aseguraban que este pasaporte era "anticonstitucional" y viola "los derechos del hombre".

Pero esta valentía no les ha salido gratis. Según Reporteros sin Fronteras, algunos de los periodistas que trabajan en los medios que realizaron la solicitud al gobierno chino, publicada en 11 provincias, han sido amenazados con ser sancionados. Además, las autoridades no tuvieron inconveniente en borrar de las ediciones digitales de los diarios el artículo. De hecho lo hicieron desaparecer incluso de otros medios que habían hecho alusión.

El editorial vio la luz en los días previos a la sesión anual del Legislativo chino, fecha sensible para las autoridades, que tratan de evitar en estas fechas cualquier muestra de descontento.El miércoles 10 de marzo, uno de los periodistas, del semanario "Economic Observer", que promovió esta iniciativa reveló, en una carta abierta publicada en Internet, que había sido penalizado, así como otros informadores colegas.
En cualquier caso, esta reacción es la habitual siempre que cualquier medio opina sobre algunos de los temas que las autoridades del Partido Comunista Chino consideran "sensible".

jueves, 11 de marzo de 2010

Política española 2.0: su presencia en la web y en las redes sociales

Sea por convicción, sea por devoción, lo cierto es que los partidos españoles y sus dirigentes han entrado de lleno en el mundo de las nuevas tecnologías para mantenerse en contacto con sus militantes y simpatizantes. Si en un principio el objetivo era estar en Internet con una página web, las elecciones de 2008 ya supusieron la entrada en el mundo de la web 2.0. Ahora, y de cara a las municipales de 2011 y las generales de 2012, la apuesta son las redes sociales, sobre todo Facebook y Twitter.

Basta darse una vuelta por las webs de los principales partidos para ver cómo han evolucionado hacia la interactividad. Así, por ejemplo, PP, PSOE o IU cuentan con su propio “canal” de televisión, en el que cuelgan los vídeos de sus actos, visitas, intervenciones…; paralelamente, todos disponen de su propio espacio en YouTube y Flickr. Además, permiten al visitante recibir cualquier información del partido del modo que deseen: vía email; a través del móvil; mediante agregadores de noticias (RSS)… Del mismo modo, es posible descargarse los archivos de sonido con discursos, declaraciones o entrevistas en los medios.

Otro aspecto que los entramados de los partidos se han empeñado en potenciar es el de los blogs. Si en un principio nacieron tímidamente de cara a la galería, ahora hay una auténtica avalancha de bitácoras. PP y PSOE rivalizan a ver qué partido tiene a más representantes políticos con blog. De hecho, los dos han denominado al conjunto de éstos del mismo modo: blogosfera popular en el caso del PP –dada a conocer la pasada semana- y blogosfera progresista la de los socialistas. Decenas de cargos públicos han optado por esta herramienta, desde primeras espadas como José Blanco, Alberto Ruiz-Gallardón, Leire Pajín o Esteban González Pons, hasta alcaldes de pequeños municipios, diputados autonómicos… En IU, se puede seguir el de Gaspar Llamazares, Inés Sabanés o Willy Meyer. Ni rastro de Cayo Lara.

Sin embargo, donde ahora mismo se libra la batalla más dura es en las redes sociales, en las que se puede medir el número de fans –o amigos- en el caso de Facebook y de seguidores, si hablamos de Twitter. Tan encarnizada es la lucha, que dentro de cada partido se pueden establecer ránkings de más seguidos o, incluso, de más odiados, en función de los grupos contrarios nacidos en la red.

Si hablamos de Facebook, la mayor red mundial, podemos decir que la página del PSOE disponía, el pasado martes, de algo más de 14.000 fans, mientras que la del PP “sólo” contaba con 12.656. A años luz quedan la de IU, 3.423; UPyD, 3.301; CiU, 481; o PNV, 338. Cabría decir, por tanto, que no anda muy lejos el panorama internauta de la representación que cada partido tiene en el Congreso. La excepción quizás sea ERC, cuyo grupo en Facebook tiene más de 2.000 fans, lo que da idea de su capacidad de movilización entre los usuarios de la red.

Twitter, por su parte, también es un canal muy utilizado por los políticos para compartir sus inquietudes, reflexiones o ideas a través de los pequeños mensajes de menos de 140 caracteres que permite esta red social. En este caso las diferencias entre los dos grandes partidos son más estrechas: 2.362 seguidores para el PSOE frente a los 2.111 de los populares. IU tiene 963, por 945 CiU o 307 ERC. Llama la atención la irrupción de un personaje tan popular como ajeno a la política, hasta ahora: Joan Laporta, cuyo grupo en Facebook cuenta ya con 5.426 fans, es decir, tercero tras PP y PSOE, mientras que en Twitter sus seguidores son 1.543, lo que le sitúa, igualmente, en tercer lugar. En comparación, a título individual, Esperanza Aguirre, por poner un ejemplo, tiene poco más de un millar, mientras que la socialista Leire Pajín sólo 38.

martes, 9 de marzo de 2010

¿Por qué no se leen revistas de información general en España?


¿Qué ocurre con las revistas de información general en nuestro país? ¿A qué se debe su declive que las ha llevado, casi, a la desaparición? Aparentemente, el formato es el idóneo para responder a la crisis de la prensa diaria. Frente a la competencia de los gratuitos y de la inmediatez de Internet, las revistas ofrecen lo que todo apunto que será la prensa escrita del futuro: análisis, interpretación, buenas fotografías, gráficos, reportajes en profundidad, investigación, variedad de temas... Y, sin embargo, ¿por qué no funcionan?

Al calor del fin de la dictadura, florecieron infinidad de títulos. Sin embargo, la mayoría de ellos han ido cayendo por el camino o han pasado a tener tiradas casi marginales. Desaparecieron El Siglo, Panorama, Triunfo, La Clave, Tribuna... Hoy en día subsisten, y con una difusión menguante, Cambio 16, y, pertenecientes ambas al grupo Zeta, Tiempo, con apenas 33.ooo ejemplares de difusión, e Interviú, con algo más de 60.000. Época, por su parte, fue adquirida por el grupo Intereconomía y ha pasado ser el suplemento dominical del periódico La Gaceta, triste final para una revista de gran prestigio.

Periodistas de gran solera y renombre han pasado por estas publicaciones, tanto como directores -Julián Lago, José Oneto...- como colaboradores. Las mejores firmas de este país han escrito en sus páginas. Han estado detrás de grandes exclusivas, han sacado a la luz escándalos, corrupciones... Pero de nada ha valido.

En países como Francia, revistas de información general como L'Express, Le Nouvel Observateur o Paris Match tienen cientos de miles de ejemplares de difusión y son un auténtico pilar de la prensa gala. Incluso periódicos como Le Figaro o Le Monde tienen sus propias revistas.
¿Qué ocurre entonces en España?, ¿es un problema de falta de cultura lectora?, ¿de precio? Evidentemente, en nuestro país nunca se ha leído tanto como en el resto de Europa y el fenómeno de lo gratis ha hecho especial mella en aquellos productos más elitistas y, al tiempo, más caros, aunque estemos hablando de tres o cuatro euros semanales, lo mismo que cuesta una cajetilla de tabaco o una copa. Sin embargo, aquí leer nunca ha sido un vicio sino, más bien al contrario.
Curiosamente, las revistas enfocadas a la mujer sí pueden presumir de difusiones enormes que, en el caso de Pronto, por ejemplo, roza el millón de ejemplares. Hola, Semana, Diez Minutos, Qué me Dices o Glamour tienen cientos de miles de ejemplares.
¿Por que estos productos, que en muchos casos apenas tienen que ver con el periodismo, sí triunfan, mientras que el resto no? Sin duda, algo han hecho mal los editores de revistas de información general. Más allá del tirón del mundo rosa en nuestro país, es probable que los editores o los directores, no fuesen capaces de atraer a los lectores. Demasiada información política quizás, una maquetación algo anticuada probablemente, unos temas alejados de los intereses reales de los ciudadanos cabe la posibilidad.
Es difícil saberlo, pero si otras revistas -de coches, de viajes, de ciencia incluso- sí funcionan, ¿qué se ha hecho mal? Quizás habría que dar con el problema para tratar de solucionarlo y parecernos, en esto también, a nuestros vecinos europeos.

viernes, 5 de marzo de 2010

¿Que la prensa es cara?

En un país de piratas y de trapazas, en el que el pillo sigue siendo mirado con buenos ojos y el honrado tomado por tonto, es difícil tratar de que la gente pague por lo que puede obtener gratis. Más allá del debate de si es buena idea o no cobrar por determinados contenidos en las ediciones digitales de los periódicos, uno de los motivos que se aducen para no comprar un diario es su coste. Para muchos españoles, bien es cierto, pagar algo más de un euro cada día, y más con la crisis galopante que nos azota, es un lujo que no se pueden permitir.

Sin embargo, reconozco que me cuesta morderme la lengua cuando quien este motivo alega lo dice con un cafe o una caña en la mano y un cigarrillo en la otra. Ignoro exactamente el coste real de un café, pero no creo que supere los 20 o 30 céntimos, a lo cual habría que sumar el gasto que supone mantener un bar abierto, pagar la cafetera, la luz, el agua... Pongamos que, en total, estemos hablando de 40 ó 50. De ahí, al euro y pico que pagamos por él, hay un trecho.
Y qué decir del alcohol. En un país donde emborracharse es patrimonio cultural, nadie parece escandalizarse porque te cobren un mínimo de seis euros por una copa en cualquier tugurio. Eso, señores, es un robo en toda regla.

Sin embargo, cuando la gente trata de justificar el motivo por el cual no compra jamás un periódico o la razón por la que se baja de la red más películas de las que será capaz de ver nunca, la razón siempre es la misma: es que el periódico es caro, es que el cine es caro, es que los discos son muy caros.

Invitaría a muchos de estos individuos que jamás compran el periódico, aunque gustan de leerlo gratis, a visitar una redacción y a seguir todo el proceso de producción de un diario y que luego me digan si cobrar 1,20 o 1,30 euros por él es caro o barato. Que el producto de todo un día de trabajo, que lleva detrás la labor de periodistas, fotógrafos, técnicos, impresores, repartidores... más la comisión que se llevan los quiosqueros, que no es pequeña, se pague con 120 céntimos es poco menos que un regalo. La prensa, por tanto, es un milagro, pero un milagro accesible para casi todo el mundo.

Evidentemente, sin compradores, no habrá prensa y, entonces, muchos de los que ahora se gastan el dinero en tabaco, en cañas o en copas, se lamentarán. ¡Qué país!

jueves, 4 de marzo de 2010

La difícil integración de redacciones

Integración o no integración. Esa parece ser ahora mismo la gran cuestión que preocupa a la mayor parte de los diarios. Unir las redacciones separadas de Internet y de papel o mantenerlas por separado.

ABC y El País han optado por integrarlas de nuevo, El Mundo, de momento, las mantiene por separado. La Razón, ni siquiera se puede decir que haya llegado a tener una redacción digital como tal nunca, aunque sí que cuentan con un equipo para la web de más de 10 periodistas que, por ahora, sigue funcionando de manera independiente del resto de la redacción.

Sin embargo, la integración no será un proceso fácil, sobre todo porque se enfrenta al rechazo de muchos redactores "de papel" que consideran que trabajar para la web es un aumento de tareas. ¿Se puede obligar a un redactor a volcar en la edición digital una entrevista nada más haberla realizado, en lugar de escribirla directamente para la edición impresa ya por la noche?, ¿será posible que un periodista "retransmita" en directo un partido de fútbol o una sesión parlamentaria desde su móvil para Twitter?, ¿tendrá la obligación un informador de acudir a cubrir un acto con una cámara de vídeo para poder colgar una película en Internet?
Más allá del desafío técnico que para muchos profesionales del sector suponga adaptarse a los nuevos medios -de su formación tendrá que preocuparse la empresa-, mucho me temo que pesará cierto negativismo a la hora de asumir cambios. Además, no debemos olvidar que la manera de trabajar de ambas redacciones no es la misma. Mientras que, habitualmente, las digitales trabajan por turnos y ocupando las 24 horas del día, en las tradicionales el periodista abarca todo el proceso, es decir, llega a la redacción por la mañana, cubre los temas, escribe, vuelca en maqueta... y normalmente no se va hasta que la primera edición del periódico está cerrada, en torno a las diez o las once de la noche.
Dudo mucho que un "ciberperiodista" esté dispuesto a pasar el día, 10 ó 12 horas, en el periódico y que uno de los de papel se ponga a hacer turnos.
Supongo que tarde o temprano se acoplarán ambos grupos humanos, pero no sin dificultades.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Última oportunidad para el diario francés "France Soir"


La crisis económica se está cebando especialmente con el sector de la Prensa, que ya se hallaba inmerso en un duro proceso de readaptación motivado por las nuevas tecnologías. Así, cabeceras con más de 60 años de historia y un prestigio ganado a pulso, como es el caso del diario parisino "France Soir", ha visto cómo sus ventas caían desde los más de un millón de ejemplares que llegó a alcanzar en los años cincuenta y sesenta a los poco más de 22.000 de la actualidad. Tras muchos intentos de relanzamiento e, incluso, haber dejado de salir a la calle durante más de un mes, el próximo 17 de marzo tiene previsto un, quizás, último intento por salvarse de la quema.


El nuevo propietario del periódico, el oligarca ruso de 25 años Alexandre Pougatchev, he decidido invertir 20 millones de euros para lograr "un diario popular de calidad". El objetivo final sería alcanzar los 500.000 ejemplares y, para dar a conocer este nuevo plan, se van a invertir, nada más y nada menos que seis millones de euros.
Sin embargo, la empresa no es tarea fácil, puesto que buena parte de los lectores que le quedan al periódico lo compran más por los consejos que dan sobre las carreras de caballos o por los crucigramas que por la calidad periodística. Sea como fuere, Pougatchev ya ha asegurado que si la apuesta no sale bien, el asumirá las consecuencias.
Sólo hace falta esperar que todo salga bien y que el viejo diario nacido en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial por dos jóvenes jefes de la resistencia antinazi, haga honor a su origen y sea capaz de resistir una embestida más y salir de la crisis, si no con el prestigio que llegó a tener en los cincuenta, cuando a su frente estaba Pierre Lazareff y llegó a vender 1,5 millones de ejemplares.

martes, 2 de marzo de 2010

Facebook ya redirecciona el triple de usuarios a medios de comunicación online que Google News


Parece claro que, aunque algunos ya hayan dado por muerto a Facebook, la principal red social sigue, no solo fuerte, sino que se ha convertido en una herramienta fundamental para el mundo de la comunciación. Así, en Estados Unidos ya se ha convertido en el principal "redireccionador" hacía webs de medios, por encima de Google News. Según Hitwise -http://weblogs.hitwise.com/-, Facebook ya envía el triple de internautas a medios online que su competidora, aunque hace un año era al revés.
Sin embargo, basta echar un vistazo a las webs hacia las que redirigen para ver que no van a los mismos públicos. Mientras que los medios de la red social son casi todos de la llamada web 2.0, es decir, sites online, los de Google News son las versiones digitales de medios tradicionales, como The New York Times, The Wall Street Journal, The Washington Post o USA Today.


lunes, 1 de marzo de 2010

Reciclaje para los periodistas, sí o sí

Hace un par de semanas, un juez daba el visto bueno judicial a los planes de EFE de poner en marcha una redacción unificada, de modo que cualquier redactor de la agencia estatal elaborará sus contenidos en cualquier formato, es decir, tanto para los soportes “tradicionales”, como para los digitales. Pese al malestar que haya podido causar esta sentencia entre los trabajadores, marca la senda de lo que deberá ser –si no lo es ya- el trabajo de los periodistas en el futuro más inmediato.

Más allá de debates absurdos y ya superados, la realidad es la que es. Hoy en día, la gente se informa mayoritariamente a través de Internet y el papel ha pasado a un segundo plano. Y cuando digo se informa me refiero a tener la primera noticia de lo que está ocurriendo, no a la interpretación de los hechos, la explicación, la puesta en antecedentes o el análisis, que eso sí se busca en los periódicos impresos. No perdamos de vista que, actualmente, cuando un diario sale a la calle, las noticias que ofrece son antiguas.

Entonces, si esto es un hecho incuestionable, ¿por qué los periodistas –y no necesariamente los de más edad- nos empeñamos en seguir comportándonos como si viviéramos ajenos a esta realidad?, ¿por qué seguimos escribiendo como si estuviéramos dando a conocer una información en lugar de hacerlo teniendo en cuenta que el hecho, el sujeto informativo, ya es conocido y deberíamos estar ofreciéndole un valor añadido?, ¿por qué seguimos titulando como si informáramos, y no como si explicáramos o interpretáramos?

Somos los propios profesionales los que debemos reciclarnos y adaptarnos. No vale con lamentarse. No vale ver cómo bajan las ventas de ejemplares y mirar para otro lado, como si la culpa fuese de la empresa, de la competencia o de “los jóvenes, que ya no leen”. No nos engañemos, los jóvenes sí leen, leen más que nunca, lo que no hacen es comprar periódicos, que es distinto. Y si no lo hacen, quizás sea también porque no encuentran lo que buscan, es decir, porque ya saben qué ha ocurrido por otros medios, y quieren saber por qué ha ocurrido, si va a volver a ocurrir…

En demasiadas ocasiones, los periodistas miramos a Internet, en el mejor de los casos, como una herramienta que facilita nuestro trabajo y, en el peor de los escenarios, como a un enemigo, como a una competencia desleal, y eso incluye, muchas veces, a las versiones digitales de nuestro propios periódicos.
Por el bien de todos, esas redacciones integradas deberían ser la nota común y eso quiere decir que cualquiera elabore una crónica para la edición digital en cualquier momento –sin necesidad de esperar a la noche para el cierre de la edición impresa-, comente un consejo de ministros o un partido de fútbol para el “Twitter” del medio o anime un debate sobre el tema del día en el perfil de Facebook. O somos capaces de ser multiplataforma, o no seremos nada.

Y esa integración pasa, primero, por el reconocimiento de que es necesaria, de que no hay otra más que remar todos en la misma dirección; segundo, por comprender que hay que abrir nuevos horizontes, y, tercero, por entenderlo como un reto personal, como un nuevo impulso profesional motivador y, por qué no, divertido. Eso sí, quizás nos obligue a reciclarnos de verdad –algo que ocurre en casi todas las profesiones y que los periodistas pocas veces hacemos-, es decir, a volver a aprender a escribir para los nuevos soportes, a conocer las herramientas necesarias para ello, a editar un vídeo o a retocar una foto. Es más, puede que eso sea nuestra tabla de salvación.