martes, 31 de mayo de 2011

"Encyclo", la enciclopedia del periodismo

Quien más, quien más, todos andamos bastante perdidos ante la dirección que tomará el futuro de los medios de comunicación. El panorama cambia de un día para otro y, aunque los periodistas tratamos de adaptarnos lo más rápidamente posible a las nuevas coyunturas, casi nunca sabemos si el camino iniciado es el correcto o definitivo.

Con el fin, no tanto de orientarnos como de darnos una serie de claves que nos sirvan de ayuda, ha nacido “Encyclo”, una enciclopedia digital que ha lanzado Nieman Journalism Lab, prestigioso laboratorio de ideas sobre la comunicación y el periodismo lanzado por la Nieman Foundation y la Universidad de Harward.

El objetivo de “Encyclo” es recopilar toda la información posible sobre el sector, con entradas que nos explican desde cuáles son los principales medios de comunicación del mundo hasta las compañías tecnológicas que, de un modo u otro, están cambiando los cimientos de la profesión, como Google, Wikileaks, Yahoo o Twitter. La idea es que todos los actores que tienen algo que decir sobre el futuro del periodismo estén aquí metidos: revistas, periódicos, cadenas de televisión y radio, medios online –los más abundantes- o empresas tecnológicas.

Pero las entradas de esta enciclopedia sobre el futuro del periodismo no son estáticas, ni mucho menos. En pleno mundo digital, están llenas de enlaces que incluyen desde comentarios de los internautas hasta artículos relacionados, competidores, empresas del mismo grupo, principales profesionales… Desde su reciente puesta en marcha se han incluido en torno a las 200 entradas, pero el objetivo es, no sólo ir creciendo, sino ir actualizándola de forma continua al hilo de los nuevos vientos que corran en el sector. Del mismo modo, está abierta a los comentarios de los lectores y a cualquier idea que puedan aportar.

Aunque evidentemente su perfil es claramente estadounidense, dada su procedencia, no quiere esto decir que se queden fuera empresas o medios que no sean de este país y, así, encontraremos entradas dedicadas a Al Jaazera, “The Guardian”, la cadena pública británica BBC o “The Times”. Poco a poco, irán entrando otros medios europeos y del resto del mundo que permitan dibujar un esquema más global del mundo de la comunicación, pues el eje informativo mundial se está inclinando cada vez más hacia Asia y los países emergentes.

Sin duda, esta guía probablemente no nos sirva como una bola de cristal para conocer el futuro, pero sí que nos dará al menos las claves para entender por qué se toman determinadas decisiones o para tratar de comprender cómo hemos llegado a la situación actual, en la que las grandes corporaciones tradicionales parecen quedarse rezagadas.

Y es que, todos los movimientos que se han ido realizando en los últimos años han sido al margen de los soportes convencionales. La compra de “The Huffington Post” por parte de AOL; el nacimiento en febrero de “The Daily”, publicación sólo para iPad; el boom de las tabletas; el fenómeno Twitter como medio de información; la reciente salida a bolsa de Linkedin, con una subida espectacular de sus acciones el primer día… Todos estos hechos no hacen sino hacernos mirar en una única dirección: Internet. Y hacia esa dirección es hacia la que parece que debemos encaminar todos los pasos, aunque el suelo no sea firme y el camino lleno de incertidumbre, pues está aún por explorar.

sábado, 7 de mayo de 2011

Los comentarios de las noticias, un regalo envenenado

Durante una mesa redonda sobre Periodismo y Nuevas Tecnologías celebrada la pasada semana en Cáceres, coincidiendo con la Feria del Libro de esta ciudad, uno de los asistentes  preguntó a los ponentes, entre los cuales me encontraba, su opinión acerca de los comentarios que los internautas escriben sobre las noticias y si se ejercía algún tipo de control previo sobre su contenido.
Evidentemente, todos los periodistas presentes coincidieron en el valor de los comentarios, tanto por lo que aportan a la hora de enriquecer cualquier debate, como por lo que representan como herramienta para favorecer la libertad de expresión de los lectores y su interacción con los propios medios. Del mismo modo, todos parecían de acuerdo en valorar lo que de termómetro de la información tienen los comentarios, pues, evidentemente, son una muestra bastante clara del interés que suscitan las noticias: a mayor interés, mayor número de opiniones. Hasta ahí, todo bien.
Sin embargo, otra de las personas asistentes a la mesa redonda, en este caso un cargo político municipal, se quejó de que en un medio local habían aparecido algunos comentarios, no ya valorando su trabajo como político, sino atacándola personalmente y entrando en la categoría del insulto. “¿Qué hacen los medios ante este tipo de situaciones?, ¿no existen filtros o un control previo del contenidos de dichos comentarios?”, preguntó.
Más allá de este caso puntual, lo que puso de manifiesto la cuestión es la dificultad que tienen los medios digitales de realizar un control exhaustivo de los comentarios. Evidentemente, existe la opción de no permitirlos, pero se trata de algo que va en contra, no sólo de la posibilidad de publicarlos, sino del propio espíritu de Internet y de la libertad de expresión.
Por tanto, y salvo casos muy concretos, de lo que se trata es de crear filtros lingüísticos técnicos, de modo que, por ejemplo, los propios programas informáticos detecten palabras malsonantes, o, lo que es más preciso, que alguien se dedique a revisar los comentarios, algo que a priori se plantea como la solución ideal pero que, en la práctica, es prácticamente imposible, pues el volumen de comentarios que puede llegar a generar un medio digital es ingente.
¿Qué hacer entonces? Pues, sin duda, una mezcla de todo. Afinar los filtros lingüísticos para evitar determinadas palabras claramente identificable como insultos y, posteriormente, tratar de llevar un control de dichos comentarios. Paralelamente, siempre que alguien se sienta damnificado por un comentario y pida al medio su retirada, pues hacerlo de la forma más rápida posible.
Hay otros medios que optan por no “colgar” los comentarios hasta que éstos hayan sido revisados por alguien, que decide si se pueden o no publicar, en función de su contenido. Esta posibilidad, aunque más fiable –aunque no al cien por cien-, también resta frescura a la interactividad de Internet y echa para atrás a muchos internautas a la hora de enviar un comentario, pues la mayor parte de los lectores desea verlo publicado inmediatamente.
Aparte de todas estas posibles soluciones, sólo resta hacer un brindis al sol y pedir a los lectores que no utilicen la opción de insertar comentarios en las noticias para el insulto personal y anónimo, para la descalificación o para dar rienda suelta a rencillas, pues todo ello no hace sino restar valor a esta herramienta que tanto interesa a los internautas. Además, también cabe recordar que casi todo lo que se hace en Internet deja huella y que el anonimato total no existe.