lunes, 7 de febrero de 2011

AOL y The Huffington Post o de cómo el pez grande (casi) siempre se come al chico

La compra de The Huffington Post por parte de AOL no es sólo una operación económica dentro del actual panorama mediático, sino que es también un síntoma evidente de hacia dónde se dirige el negocio de la comunicación. 
La web que fundara en 2005 Arianna Huffington junto con otros socios y de la que es editora jefe se ha convertido en estos años en un ejemplo del periodismo del futuro, sin ataduras con los medios tradicionales, sin herencias del pasado, sin grandes grupos detrás… Es decir, se trata de un proyecto surgido de la iniciativa personal de un grupo de profesionales que demostraron que se pueden hacer grandes cosas en el periodismo digital viniendo prácticamente de la nada en un periodo corto de tiempo. Y todo a base de un buen trabajo –no siempre exento de polémica- que ha reportado a  “The Huffington Post” una imagen de marca y un prestigio en la profesión, que respaldan sus más de 25 millones de usuarios al mes.

¿Que por qué un gigante venido a menos como AOL decide comprar una web como “The Huffington Post”? Pues, precisamente, porque le aporta lo que le falta: ese prestigio periodístico, ese renombre y esos contenidos de calidad que, actualmente, no han logrado obtener por otros medios. Si AOL ha pagado más de 231 millones de euros por este medio de comunicación online ha sido por la calidad, y no por la cantidad, pues los usuarios que le aportara la web de Arianna Huffington son apenas un 10% del total del grupo a nivel mundial.

¿Qué le aporta a sus propietarios la venta de “The Huffington Post” a AOL? Pues, además de una más que suculenta cantidad de dinero, la posibilidad de darle dimensión a un proyecto que se les estaba quedando pequeño. Había planes de expansión, idea de aumentar las secciones informativas, los contenidos… Pues bien, con este espaldarazo crecerá hasta convertirse en la web de noticias de ámbito global que siempre quiso ser y poder competir, de tú a tú, con las ediciones digitales de los grandes medios tradicionales como “The New York Times”, CNN o FOX.
Además, este acuerdo también otorga a Arianna Huffington un inmenso poder, pues pasará a dirigir una compañía de nueva creación, bautizada en principio como The Huffington Post Media Group, que englobará tanto los contenidos que generaba hasta ahora “The Huffington Post” como los de la propia AOL, de modo que será ella quien marque la línea editorial de este grupo resultante. 

Y, por último, ¿qué supone para el panorama mediático este acuerdo? Pues, evidentemente, vuelve a poner de manifiesto que, al final, como siempre, el pez grande se come al chico. Está claro que aunque el grupo resultante de la fusión esté dirigido por la fundadora de “The Huffington Post”, su margen de maniobra a la hora de informar será mucho menor, pues los intereses económicos y políticos que convergen en un gigante como AOL son muchos. Por tanto, está claro que el periodismo independiente pierde un referente –por mucho que se pudiera no estar de acuerdo con el trabajo que realizaba esta web-, y supone también un aviso para navegantes.

Aun así, todavía sobreviven iniciativas que, desde el planteamiento de que otro tipo de periodismo es posible, se mantienen fieles a un compromiso de independencia, como es el caso de ProPublica –web de periodismo de investigación sin ánimo de lucro- en Estados Unidos o Mediapart.fr en Francia –que se define como un periódico online independiente creado por periodistas y controlado por sus creadores-, por poner sólo dos ejemplos. Lo que hace falta es que consigan mantenerse así.

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