jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Quién dijo jugar?

Las consolas de última generación no están concebidas sólo como un artilugio para jugar, sino como auténticos centros de ocio, o media center, desde los que ver vídeos y fotografías, escuchar música, descargar o alquilar películas, tener televisión a la carta o navegar por Internet. Todo lo necesario para que, junto a las televisiones de LCD, se conviertan de nuevo en el centro de la casa.

Reconozco que entró en casa sin el beneplácito de toda la familia. Era mi invitada y tuve que vencer no pocas reticencias para que se quedara a vivir con nosotros, en el salón. Han pasado algo más de dos años desde que está entre nosotros y, si bien no diré que hay quien la sigue mirando todavía con no muy buenos ojos, sí que puedo afirmar que se ha hecho un hueco entre nosotros y que su buena disposición para adaptarse a las circunstancias ha hecho que, al final, todos hayamos hecho buenas migas con ella, especialmente la televisión; tanto es así, que se han hecho inseparables y no pueden vivir la una sin la otra. Su nombre es Play Station 3 o PS3, pero en casa todos la conocemos como “la Play”.

Y es que llegó sólo para jugar y poco a poco se ha convertido en el centro de ocio de la casa, o media center, como prefieren algunos fabricantes denominar a este tipo de dispositivos capaces de reproducir música y vídeo, mostrar fotografías, almacenar películas, navegar por Internet a través de la pantalla del televisor… Las marcas llevan tiempo luchando por hacerse con este disputado trono, especialmente Microsoft a través de su Windows Media Center, una aplicación pensada para funcionar de forma autónoma en el ordenador o conectando éste a la televisión. Existen otras muchas aplicaciones con el mismo objetivo, ya sea sobre Windows o sobre Lynux, pero todas ellas trabajando sobre el ordenador.

Sin embargo, las consolas, sobre todo PS3 y Xbox, aunque también la Wii con sus canales de noticias o del tiempo, han logrado hacerse un importante hueco en este segmento: para empezar, son reproductores de DVD –en el caso de la PS3, también de Blu Ray- y CD, siendo capaces también de leer dispositivos externos como un pen drive o conectarse a una impresora. Además, sus discos duros permiten almacenar música, películas, fotografías y vídeos, así como reproducirlos gracias, en muchos casos, a aplicaciones que incorporan y que incluyen la posibilidad de crear listas de canciones favoritas, montajes con fotografías… Pero su principal virtud es su conexión a Internet, ya sea por cable, ya vía wifi. De este modo, podemos navegar desde la pantalla del televisor, visitando cualquier página web, leyendo nuestro periódico favorito, conectándonos a redes sociales o haciendo lo mismo que haríamos en nuestro ordenador. Pero ahí no queda la cosa. La conexión nos da también la opción de jugar en red, de descargarnos contenidos, ya sean gratuitos o de pago, y, también, utilizar el servicio de videoclub, por el que es posible alquiler o comprar películas de entre una gran oferta de títulos, “bajándolos” al disco duro de la consola o viéndolas en “streaming”.

Por si todo esto fuera poco, PS3 incorpora desde hace algunas semanas otra opción más: gracias a acuerdos con RTVE, Antena 3 Televisión y la Sexta, a través de la consola podemos ver los principales contenidos de estas cadenas, especialmente series, aunque también los espacios informativos y otros programas. Cabe pensar, por tanto, que en un futuro estos acuerdos alcancen al resto de cadenas.

A todo esto se unen otras muchas aplicaciones que han ido incorporando –por ejemplo, VidZone, una especie de Youtube para ver vídeos musicales desde la PS3-; potentes comunidades virtuales –Play Station Network en el caso de la consola de Sony y Xbox Live en la de Microsoft-; canales de noticias, de viajes o meteorológicos…

¿Qué quiere decir esto? Pues que el televisor y la informática no sólo no tienen por qué estar reñidos, sino que juntos forman una pareja mucho más potente que cada uno de estos soportes por separado y son la puerta a la televisión a la carta, a la información 24 horas a través de la pequeña pantalla. Y todo, sin salir del salón. Y que conste, que no hemos hablado de jugar, que es para lo que fueron inicialmente pensadas.

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