jueves, 4 de febrero de 2010

El Ipad, el declive del papel y la Prensa del futuro


Hace poco más de una semana que se dio a conocer y ya ha logrado lo que muchos no consiguen, muy a su pesar, a lo largo de toda una vida: ocupar las portadas de los periódicos de medio mundo. Me refiero, como ya habrán imaginado, al Ipad, el artefacto de Apple que ha despertado tantas expectativas -y que tantas críticas ha recibido también- y que, para muchos, se ha de convertir en el soporte ideal de los periódicos del futuro. ¿Puede el Ipad, o cualquier otro aparato similar, incluidos los libros electrónicos, llegar a ser el papel del siglo XXI?

Cabe decir, en primer lugar, lo que ya hemos sostenido en este mismo espaco en muchas ocasiones, y es que el periódico impreso no desaparecerá nunca -o no al menos en las próximas décadas- y nadie lo sustituirá, igual que el cine no hizo desaparecer al teatro, ni la televisión a la radio ni Internet al resto de soportes. Sin embargo, sí que es cierto que los dispositivos electrónicos se impondrán en cantidad. Es decir, que veremos a mucha más gente leyendo su diario o su revista favorito en un Ipad o un Kindle que en papel, del mismo modo que cada vez más personas se informan a través de Internet. Eso es al menos lo que piensa el economista jefe de Google, Hal Varian, que durante una intervención en la Universidad de California, aseguró ante los alumnos de periodismo de Berkeley que el Ipad podría ser un gran aliado de las editoriales, “capac de ayudarlas a crecer”.
Por que, por mucho que creamos que ha cambiado el mundo desde la aparición de la red, la telefonía móvil y la tecnología sin hilos, la revolución no ha hecho más que comenzar y nuestros ojos deben acostumbrarse a un cambio radical, aunque paulatino, del que sólo seremos conscientes cuando echemos la vista atrás.
¿Qué quiere esto decir? Pues que si ahora ya es posible conectarse a internet desde casi cualquier lugar, aunque a velocidades aún no muy rápidas, a no mucho tardar la cobertura será total, la conexión a la red será en cuestión de unos pocos segundos y la descarga de documentos, libros, periódicos o música será casi automática. Del mismo modo, nos tenemos que ir acostumbrando a conceptos como “cloud computing” -el uso de programas o servicios alojados en servidores remotos y no en nuestro equipo- o el “streaming” -ver vídeos o escuchar audios sin necesidad de descargarlos-, algo que ya hacemos habitualmente a través de YouTube, por ejemplo. El mundo es virtual -con lo que tiene de malo y de bueno- y eso ya no tiene marcha atrás. Cada vez tendremos acceso a más información, pero almacenaremos mucho menos que ahora.
Esto puede suponer que para leer el periódico no necesitemos ir al quiosco; de hecho, ni siquiera tendríamos por qué conectarnos a la red. Bastaría, por ejemplo, con pasar junto a un punto de venta y, vía bluetooth o wi-fi, hacernos con el ejemplar del día, no en su edición online, sino tal cual sería impreso en papel. Bastaría una clave, entregada previo pago de una suscripción, para acceder al diario. Y esto no es ciencia ficción. Esto, de ponerse los medios técnicos, sería viable ya.
Evidentemente, las cosas no irán tan deprisa, pues hay muchos intereses creados, pero no es más que una muestra de hacia dónde nos lleva el futuro. Y muchos de los que ahora reniegan de estos “artefactos” sucumbirán, con sumo placer la mayoría, a estos soportes electrónicos. Y los que no, es que quizás sean demasiado viejos para aceptar los cambios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario