viernes, 19 de febrero de 2010

Periódicos, ¿dinero o poder?

Mientras tirios y troyanos discuten hasta la extenuación sobre el futuro de la prensa, hete aquí que raro es el grupo de comunicación que no trata por todos los medios de tener su propio periódico de información general y, si se puede, distribución nacional. ¿Por qué ese interés por un soporte que muchos consideran condenado a desaparecer?, ¿por qué apostar por el papel pese a la creciente disminución del número de lectores?

Pues, o todo el mundo se ha vuelto loco, o algo tendrán los periódicos de lo que, al menos de momento, carecen los blogs, los diarios digitales y otros nuevos medios nacidos al amparo de las nuevas tecnologías. Y ese algo, aunque difícilmente definible tiene mucho que ver con el prestigio, la influencia, la credibilidad o la capacidad de crear opinión, conceptos que van más allá de las cifras de difusión o del número de ejemplares vendidos.

Pero, ¿puede sobrevivir la prensa sin lectores? No y sí. Indudablemente, los periódicos son empresas y, como tales, su supervivienda responde a criterios puramente empresariales. Es decir, si no se venden periódicos, no entra publicidad y si no entra publicidad no hay ingresos económicos. Sin embargo, muchas veces las ecuaciones no son tan sencillas. ¿Dinero o poder? Lo que está claro es que sería muy difícil vivir únicamente de un diario de información general que no sea rentable. Sin embargo, se pueden conjugar los intereses y los grandes grupos de comunicación mundiales disponen de medios muy solventes, aunque carentes de influencia, que permiten sostener a los que no dan tanto dinero, pero sí gozan de ese privilegio de hacer mella en el poder.

Más allá de la rentabilidad de “The Economist”, “The Wall Street Journal” o “Financial Times”, su poder no radica en su cuenta de resultados, sino en su capacidad para hacer tambalearse un gobierno por un editorial crítico con su política económica o en su poder para hacer subir o bajar las principales bolsas mundiales por una noticia o un artículo de opinión. Basta pasar sus páginas para comprobar que no van cargados de publicidad y sus cifras de lectores, pese a ser importantes, están muy lejos de las de los tabloides alemanes o ingleses. Pero su importancia no radica en la generación de ingresos. Si Rupert Murdoch quiso a toda costa hacerse con “The Wall Street Journal”, por el que desembolsó 5.600 millones de dólares, era porque buscaba algo que el resto de sus medios millonarios de News Corporation no le daban.

¿Pero, qué ocurrirá con todos estos influyentes medios si los lectores dejan de acudir a los quioscos? En el hipotético caso de que algo así ocurra, lo cual sería el final de un proceso a varias décadas vista, está claro que, aunque en menor número, siempre habrá un “núcleo duro” de compradores de periódicos, al igual que, pese al cine, el teatro sigue teniendo su público y ha sabido sobreponerse a las adversidades. Precisamente ese “núcleo duro” de lectores ha de convertirse en una especie de élite cultural, económica y política mejor informada y, probablemente, mejor formada, con mayor capacidad de decisión y con altas cotas de poder.

Que los periódicos para entonces sean más parecidos a dosieres o informes que a lo que conocemos ahora es algo que sólo el futuro nos dirá, pero que seguirán ahí, no me cabe duda.

1 comentario:

  1. A ver,que traten de envolver un pescado con un ordenador.El periódico no sería bueno que se pierda ,pues aparte del mencionado uso,contiene muchas vertientes de utilidad y cultura.Además es fuente de empleo.Y si a alguien le aparece un hoyo en la suela,en lo que repone el calzado,se recorta unas suelas de papel periódico,y se pueden guardar recortes para el album.Y darle a alguién un periodicazo con un diario enrollado;ya sea en forma festiva o agresiva;¿Quién no lo ha hecho?

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