miércoles, 28 de julio de 2010

La prensa de calidad, ¿por qué no gratuita?


Pese a que es leída por millones de españoles de toda condición, pese a estar realizada por profesionales de primera, pese a que han supuesto para mucha gente un primer contacto con la prensa escrita… los periódicos gratuitos siguen arrastrando cierta mala fama, especialmente dentro del propio sector de la comunicación, y, sobre todo, entre periodistas de los diarios de pago, que miran a estas publicaciones por encima del hombro y no sin cierto desprecio.

Bien es cierto que, como producto periodístico, son muy distintos. Normalmente, los diarios gratuitos de nuestro país cuentan con un menor número de páginas, informaciones menos desarrolladas, pocas noticias propias, más proporción de publicidad… y están pensados para ser leídos en el transporte público en un periodo corto de tiempo. ¿Se podría afirmar que son peores que los diarios de pago? En absoluto, simplemente estamos hablando de productos diferentes, para públicos diferentes y para ser “consumidos” en situaciones muy diferentes.

Además, cualquiera de estos periódicos que podemos ver en las principales ciudades españoles, nacieron ya como gratuitos. Sin embargo, ¿qué ocurriría si, de un día para otro, un diario de pago dejase de serlo, pero sin cambiar el producto? Algo que parecería a priori imposible es lo que hizo en octubre del pasado año un histórico de la prensa británica, el londinense “Evening Standard” que, tras 180 años de vida, paso a ser gratuito. Su propietario, el magnate ruso Alexander Lebedev –también dueño de “The Independent”-, decidió que era más importante la tirada, en aquel entonces unos 250.000 ejemplares, que los ingresos por venta, 50 peniques.

Aunque en un primer momento se puso en duda la iniciativa, el tiempo parece haberle dado la razón y apenas nueve meses más tarde ya se ha situado en los 600.000 ejemplares. Y todo ello, con un periódico de 64 páginas, informaciones propias y elaboradas, articulistas de renombre, en especial en temas de política, arte o libros… Tanto es así, que, aunque se reparto en el metro londinense de seis a ocho de la tarde, a partir de las siete es difícil conseguir un ejemplar. De hecho, han aumentado las tarifas publicitarias en este periodo un 60% y casi han logrado llegar al equilibrio financiero entre gastos, alrededor de 1,1 millones de libras semanales- e ingresos. Y todo ello, habiendo perdido en el proceso sólo una veintena de periodistas de una plantilla total de 140.

Cabe decir que el “Evening Standard” contaba a su favor con un prestigio informativo y con la ventaja de que sus dos principales competidores gratuitos vespertinos, “”The London Lite” –propiedad también de Lebedev- y “The London Paper”, de Rupert Murdoch, acabaron echando el cierre. El único que queda es “Metro”, y se distribuye por las mañanas.

¿Sería este modelo extrapolable a nuestro país? Quizás no con las cabeceras actuales, pero si una de las ya existentes de pago decidiese dar este paso, ¿por qué no? Al fin y al cabo, los ingresos por venta son sólo una pequeña parte del total, pues el grueso viene de la publicidad. Así, si se consigue mantener la calidad del producto de pago, pero multiplicando la tirada, los anunciantes acabarían llegando solos.

Sin embargo, el panorama mediático español no es el mismo que el inglés. La prensa matutina está plagada de cabeceras gratuitas y, en lo que se refiere a la vespertina, no existe tradición en nuestro país –aunque sí la hubo en el pasado-, pero el nicho de mercado está ahí y el público también. ¿O acaso alguien va a rechazar un periódico gratuito y de calidad?

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