martes, 4 de enero de 2011

El tamaño, en la Prensa, sí importa: sin suficientes medios técnicos y humanos no se puede hacer buen periodismo

Reconozco que la idea que Pedro J. Ramírez tiene del periodismo dista mucha de la mía, fundamentalmente por su abuso del no dejar que la realidad estropee un buen titular. Sin embargo, leyendo su Carta del Director del pasado domingo 2 de enero, me he sorprendido compartiendo gran parte de lo que dice en la última parte, aquella que dedica a hablar del fortalecimiento de la prensa de calidad "para servir a la verdad".

Más allá de que no creo en la verdad, pues hay tantas como personas, sí que asumo palabra por palabra algunas de sus afirmaciones: "En nuestro país sólo existen media docena de redacciones de otros tantos diarios con los suficientes efectivos, talento y determinación como para satisfacer el derecho a la información de los ciudadanos mediante una cobertura completa de la actualidad [...] Sin el oneroso despliegue permanente de esos diarios de referencia dentro y fuera de España, las tertulias de la radio y la televisión, así como la mayor parte de los foros digitales se convertirían en cáscaras vacías, condenadas al onanismo de comentar sus propios comentarios. [...] Pues bien, si no somos capaces de encontrar pronto un nuevo modelo de negocio en el sector, sólo nos quedará la opción de gestionar nuestra propia decadencia.[...] Tal y como se han dado cuenta los grandes quality papers mundiales, el futuro de la prensa pasa por el desarrollo multisoporte y el cobro por productos con alto valor añadido, distribuidos electrónicamente".

Evidentemente, el director de El Mundo no hace otra cosa que vender su Orbyt y tratar de convencernos de que su modelo es el mejor, pero, en cualquier caso, no deja de ser cierto que hay que tomar medidas y hay que hacerlo ya.
No creo en la muerte del papel, no al menos en un plazo corto de tiempo, pero sí que pienso que los diarios impresos que se hacen actualmente están caducos y aportan poco o nada a los lectores, tal y como está planteado.
Y, evidentemente, para hacer un producto digno, para aportar ese valor añadido, la gratuidad no es el camino. No quiere decir esto que algunos contenidos no puedan ser gratuitos, pero aportar algo de calidad no es barato. Si requerimos la opinión o el análisis especializado de un experto, ¿acaso le van a pagar los lectores con aportaciones voluntarias? Está claro que no.

Creo en la convivencia de medios y de soportes. Estoy seguro de que hay sitio para los diarios gratuitos y para los de pago, para las web de noticias nativas y para las versiones online de los periódicos de papel. Del mismo modo que la televisión generalista no es obstáculo para que existan temáticas de pago o que el cine no impide que se puedan ver películas en televisión gratuitamente, también creo que el pago online por disfrutar de determinados contenidos no impide que existan otras gratuitas. Sin embargo, también considero que una pequeña redacción con un par de periodistas en plantilla y un puñado de colaboradores y columnistas no puede ofrecer lo mismo que la versión online de un diario grande en papel. Y ni lo puede ofrecer ni podrá, porque para investigar, para interpretar, para aportar ese valor añadido, hace falta un buen equipo humano que un gratuito en internet, financiado sólo con ingresos publicitarios, no puede sostener.


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