sábado, 6 de junio de 2009

¿Cartelera para qué?

¿Alguna vez se ha preguntado si todas las páginas de un periódico son realmente necesarias? ¿No cree que muchas veces se valora más un diario por su volumen, por su grosor, que por la calidad de sus informaciones? No sé, pero en los países de nuestro entorno, excepción hecha de las ediciones dominicales, los periódicos son mucho más livianos que los españoles. Basta echarle un ojo a “Le Monde”, “Corriere della Sera” o el mismísimo “The Times” para darnos cuenta de que rara vez superan en páginas a los nuestros y en algunos casos estamos hablando de apenas la mitad. ¿Son peores por ello? En absoluto.
¿Podrían nuestros principales diarios reducir su paginación sin por ello perder un ápice de calidad? Más allá de llevar mayor o menor número de noticias, es decir, de los aspectos puramente informativos, en un periódico hay una parte de contenidos, lo que podríamos denominar páginas de servicios, cuya razón de ser está cada vez menos clara. No quiere esto decir que no tengan ninguna utilidad, pero su rentabilidad es más que dudosa. Lo primero que habría que valorar es cuántas de estas páginas dedicadas a información útil –cartelera, horóscopo, información meteorológica, programación televisiva, farmacias de guardia…- son imprescindibles o se mantienen por inercia. Porque, no nos engañemos, cada vez es mayor el número de personas que este tipo de datos lo consulta en Internet. Sí, todos sabemos que sigue habiendo un perfil de lector que aún acude a las páginas de su diario favorito en busca de ese tipo de información, pero claro, ¿merece la pena dedicar 10 ó 12 páginas de un diario a tales menesteres para no más de un 10 o un 20% de los lectores? Si se decide prescindir de esas páginas, un diario ahorraría un auténtico dineral si cada día del año pudiese suprimir un par de pliegos de papel. Si la opción es mantenerlas, se ganaría en calidad si en lugar de dedicarlas a esos contenidos se dedicasen a información.
Otro ejemplo es el de los anuncios clasificados. Internet se ha convertido en la herramienta mayoritaria ya sea para comprar o vender un piso o un coche, para buscar un empleo… Tanto es así, que está aún reciente el caso de “Segundamano”, una publicación que hace poco vendía cientos de miles de ejemplares y que el pasado año renunció a seguir apareciendo en papel para mantener sólo la versión digital. De hecho, desde que ha comenzado la crisis, una de las líneas de negocio que más se ha resentido es la de este tipo de anuncios.
Otro caso es el de la programación televisiva. En menos de un año desaparecerá la televisión analógica y tan sólo tendremos la digital terrestre, además de las plataformas de pago por satélite, vía línea telefónica… ¿Qué ocurrirá entonces? Ofrecerán los diarios la programación de las treintaytantas cadenas de TDT–es decir, media docena de páginas- o harán una selección que siempre será tan parcial como inútil. Pues evidentemente, lo más lógico será remitir a la web de cada diario para poder acceder a una programación completa, sin limitaciones de espacio.
Esto no quiere decir que estas páginas deban eliminarse de un día para otro, sino que puede hacerse de forma gradual. Así, la cartelera, podría aparecer los viernes –como ya se hace en muchos casos, ya sea a través de revistas, ya a través de páginas especiales-; en el caso de los clasificados, pues podría publicarse un cuadernillo un día a la semana concentrando todos ellos. Otro tanto podría hacerse con la programación de televisión.
Tengamos en cuenta que, dado el altísimo precio del papel, estaríamos hablando de unos ahorros más que considerables y, dadas las circunstancias, la supervivencia de un medio –o la integridad de su plantilla- puede depender de partidas económicas de esta cuantía.

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