viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Soy un romántico porque creo en la convivencia del papel con los soportes electrónicos?

El mercado y la realidad son tozudos y si el papel estuviese condenado a muerte, ya sería un cadáver. No hay motivos para que la agonía sea lenta y prolongada.

Estoy preocupado. En una charla entre periodistas sobre el futuro de la prensa, yo defiendo la convivencia de soportes, que el papel -al menos en los próximos 20 o 30 años- no desaparecerá, sino que convivirá con todo tipo de pantallas electrónicas -tabletas, móviles, portátiles...- además de con la televisión o la radio. Por más que intento argumentar esta teoría, ellos aseguran que no, que el futuro del papel es negro negrísimo y que a no mucho tardar desaparecerá. Vale, no me importa discrepar, pero sí me preocupa que me digan que mantengo mi teoría más por un deseo de que el papel no desaparezca que por un convencimiento real. Y lo que es peor, me dicen que soy un romántico.
No sé que pensar. Estoy confundido. ¿Debería replantearme mi teoría de la convivencia de soportes?, ¿debería abrir los ojos y ser realista?, ¿debería hacerme a la idea de que el papel es cosa del pasado?, ¿de verdad soy un romántico?
Ya he escrito en este blog muchas veces sobre este tema, y no voy a repetir mis argumentos a favor del papel, aunque sí me reafirmo en que lo que hace a la gente decidirse por un soporte u otro son detalles mucho más de forma que de fondo.
Pero me planteo otra duda. Si dejase de existir el papel, ¿dejarían de existir las portadas tal y como las conocemos actualmente? El valor de la portada de un periódico, y todos los que trabajamos en papel lo sabemos, es capital. Es su carta de presentación, su poder de influencia. No es lo mismo la web de inicio de un periódico digital que una portada, el poder de una buena portada es infinitamente mayor que cualquier web, que miles de noticias en una edición digital.
¿Seguirían haciendo portadas los grandes diarios si dejasen de salir en papel? No tendría mucho sentido, pero ellos saben que cuando un ministro o un empresario o un jefe de prensa recibe en la mesa de su despacho las portadas de los principales periódicos, eso tiene un poder, una fuerza, que no tendría una copia impresa de la portada de la web de la edición digital.
Yo creo que la realidad es tozuda y que no se le pueden poner puertas al campo. Si los lectores tienen claro que prefieren la web sobre el papel no hay posibilidad de vuelta atrás. Los videoclubes han muerto porque la gente se baja películas; el negocio de las discográficas está en horas bajas -tal y como los conocemos-por el mismo motivo; el CD sustituyó al casette en apenas unos años y lo mismo han hecho los reproductores portátiles digitales con aquéllos. Las televisiones planas han dejado, en apenas cuatro o cinco años, obsoletos a los de tubo y el DVD se comió al VHS en un espacio muy corto de tiempo.
¿Por qué entonces el papel resiste? Es extremadamente caro imprimir un periódico y llevarlo a decenas de miles de puntos de venta cada día. Es poco práctico en el mundo 24 horas en el que vivimos seguir ofreciendo noticias del día anterior en un papel de poca calidad; obliga al lector a desplazarse hasta un quiosco y pagar una cantidad de dinero, cuando puede informarse gratis en cualquier otro soporte... Es decir, el papel lo tiene todo en contra y la dinámica del mercado, por pura lógica, lo debería haber hecho desaparecer hace ya unos años, pues las ediciones digitales llevan ya más de una década funcionando. Y sin embargo, ahí está, debilitado, pero vivo. Cierran medios, sí, pero no ha desaparecido ni uno solo de los grandes. Han bajado sus ventas, pero se siguen vendiendo millones de ejemplares cada día. Nos informamos por internet, de acuerdo, pero ¿quién no compró el periódico al día siguiente de ganar la selección española el Mundial o cada vez que ocurre un acontecimiento importante?
No sé, pero si creo en la convivencia -aunque también en que el sector de la prensa no se parecerá en una década a lo que conocemos actualmente- es precisamente porque no soy un romántico, porque soy práctico, porque creo que si a pesar de todo siguen ahí es porque la sociedad quiere que siga. El mercado no tiene corazón y si hubiese querido dejar caer al sector al vacío lo habría hecho sin remordimientos, pero la realidad es tozuda.

1 comentario:

  1. Por alusiones: Comparto contigo la opinión del poder de la actual prensa diaria sobre el resto de medios. De momento. Pero eso cambiará. Todo tu análisis tiene su base en nuestro devenir actual, en lo que en la actualidad comprobamos, pero no haces una proyección futura basada en el irrefrenable avance de las tecnologías y sobre todo, en los usuarios de esas nuevas tecnologías. El papel quedará como algo "residual", valioso, de cierta referencia muy lustrosa, será una pequeña joya "del pasado", un tesoro que alguna editorial seguirá editando para regocijo de algunos consumidores glamourosos... ¿Quién podía pensar que desaparecería la fotografía de papel? Y sin embargo las cámaras digitales y las tarjetas gráficas han acabado con ellas. Lo que queda es puro "romanticismo", escasísimas copias reveladas en papel de momentos especiales...
    Y esta crisis actual será la puntilla para la prensa, que aunque trata de reinventarse, a medio o largo plazo no soportará los altísmos costes de una producción cada vez menos demandada...
    Así que, la respuesta a tu pregunta del título es SI. Eres un romántico. Porque en realidad rechazas la muerte de la prensa porque no quieres que pase...

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