domingo, 12 de julio de 2009

Las tres "D" de los periodistas

Siempre se ha dicho que la profesión del periodista es la de las tres "D": dipsómano, divorciado y... para la tercera D hay muchas versiones, aunque ninguna especialmente buena. Según a quien consultes te responderá depresivo, desequilibrado, drogadicto... Vamos, una maravilla. Y lo peor de todo no es eso, sino que hay quien lo lleva a gala, como medallas con que adornar su guerrera. Y es que, en esto del periodismo, hay mucho de leyenda, de ir de estrella, de presumir de borracheras y de amantes, de coleccionar anécdotas ocurridas en tugurios en lugares remotos, de contar las veces que uno se ha jugado la vida, ha conseguido una exclusiva o se ha codeado con los reyes del hampa. Son esos periodistas que se denominan de raza, esos que siempre esconden una botella de whisky en el armario y gustan de gritar y decir tacos, los que dan mala fama a esta profesión.
Porque, aunque haberlos haylos, la mayoría desearía pasar muchas menos horas en la redacción y estar más tiempo con sus familias, con sus hijos. E incluso los que están divorciados no lo están por gusto, pero no es menos cierto que buena parte de la culpa la tienen esas jornadas laborales de 12 ó 14 horas que anulan cualquier intento de vida normal.
Pero eso, realmente, sólo ocurre en la Prensa, donde aún se mantienen esquemas atados al pasado como el concepto de Cierre. El papel es el único soporte en el que la información va en función de los condicionantes técnicos, y no al revés. En radio, televisión o Internet, se sale al aire -aparte de los informativos fijos- cuando hay una noticia que dar, cuando las cosas están ocurriendo, mientras que en los diarios no sólo todo gira en torno a un horario de cierre absurdo, pues tiene lugar varias horas antes de que el producto salga a la calle, sino que, además, se quedan fuera infinidad de temas por falta de espacio. Es decir, que el soporte condiciona el qué y el cuándo.
Si yo cierro el diario a la una de la madrugada y ha habido un accidente con cuatro muertos, y lo escribo, es muy posible que cuando el lector tenga en sus manos la noticia, la cifra se haya multiplicado y ya se sepan las causas del siniestro y todo tipo de detalles al respecto. Es decir, somos productores de noticias viejas. Quizás la tercera D debiera ser de desfasado.
¿Es o no es para estar depresivo?

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