martes, 9 de marzo de 2010

¿Por qué no se leen revistas de información general en España?


¿Qué ocurre con las revistas de información general en nuestro país? ¿A qué se debe su declive que las ha llevado, casi, a la desaparición? Aparentemente, el formato es el idóneo para responder a la crisis de la prensa diaria. Frente a la competencia de los gratuitos y de la inmediatez de Internet, las revistas ofrecen lo que todo apunto que será la prensa escrita del futuro: análisis, interpretación, buenas fotografías, gráficos, reportajes en profundidad, investigación, variedad de temas... Y, sin embargo, ¿por qué no funcionan?

Al calor del fin de la dictadura, florecieron infinidad de títulos. Sin embargo, la mayoría de ellos han ido cayendo por el camino o han pasado a tener tiradas casi marginales. Desaparecieron El Siglo, Panorama, Triunfo, La Clave, Tribuna... Hoy en día subsisten, y con una difusión menguante, Cambio 16, y, pertenecientes ambas al grupo Zeta, Tiempo, con apenas 33.ooo ejemplares de difusión, e Interviú, con algo más de 60.000. Época, por su parte, fue adquirida por el grupo Intereconomía y ha pasado ser el suplemento dominical del periódico La Gaceta, triste final para una revista de gran prestigio.

Periodistas de gran solera y renombre han pasado por estas publicaciones, tanto como directores -Julián Lago, José Oneto...- como colaboradores. Las mejores firmas de este país han escrito en sus páginas. Han estado detrás de grandes exclusivas, han sacado a la luz escándalos, corrupciones... Pero de nada ha valido.

En países como Francia, revistas de información general como L'Express, Le Nouvel Observateur o Paris Match tienen cientos de miles de ejemplares de difusión y son un auténtico pilar de la prensa gala. Incluso periódicos como Le Figaro o Le Monde tienen sus propias revistas.
¿Qué ocurre entonces en España?, ¿es un problema de falta de cultura lectora?, ¿de precio? Evidentemente, en nuestro país nunca se ha leído tanto como en el resto de Europa y el fenómeno de lo gratis ha hecho especial mella en aquellos productos más elitistas y, al tiempo, más caros, aunque estemos hablando de tres o cuatro euros semanales, lo mismo que cuesta una cajetilla de tabaco o una copa. Sin embargo, aquí leer nunca ha sido un vicio sino, más bien al contrario.
Curiosamente, las revistas enfocadas a la mujer sí pueden presumir de difusiones enormes que, en el caso de Pronto, por ejemplo, roza el millón de ejemplares. Hola, Semana, Diez Minutos, Qué me Dices o Glamour tienen cientos de miles de ejemplares.
¿Por que estos productos, que en muchos casos apenas tienen que ver con el periodismo, sí triunfan, mientras que el resto no? Sin duda, algo han hecho mal los editores de revistas de información general. Más allá del tirón del mundo rosa en nuestro país, es probable que los editores o los directores, no fuesen capaces de atraer a los lectores. Demasiada información política quizás, una maquetación algo anticuada probablemente, unos temas alejados de los intereses reales de los ciudadanos cabe la posibilidad.
Es difícil saberlo, pero si otras revistas -de coches, de viajes, de ciencia incluso- sí funcionan, ¿qué se ha hecho mal? Quizás habría que dar con el problema para tratar de solucionarlo y parecernos, en esto también, a nuestros vecinos europeos.

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