viernes, 5 de marzo de 2010

¿Que la prensa es cara?

En un país de piratas y de trapazas, en el que el pillo sigue siendo mirado con buenos ojos y el honrado tomado por tonto, es difícil tratar de que la gente pague por lo que puede obtener gratis. Más allá del debate de si es buena idea o no cobrar por determinados contenidos en las ediciones digitales de los periódicos, uno de los motivos que se aducen para no comprar un diario es su coste. Para muchos españoles, bien es cierto, pagar algo más de un euro cada día, y más con la crisis galopante que nos azota, es un lujo que no se pueden permitir.

Sin embargo, reconozco que me cuesta morderme la lengua cuando quien este motivo alega lo dice con un cafe o una caña en la mano y un cigarrillo en la otra. Ignoro exactamente el coste real de un café, pero no creo que supere los 20 o 30 céntimos, a lo cual habría que sumar el gasto que supone mantener un bar abierto, pagar la cafetera, la luz, el agua... Pongamos que, en total, estemos hablando de 40 ó 50. De ahí, al euro y pico que pagamos por él, hay un trecho.
Y qué decir del alcohol. En un país donde emborracharse es patrimonio cultural, nadie parece escandalizarse porque te cobren un mínimo de seis euros por una copa en cualquier tugurio. Eso, señores, es un robo en toda regla.

Sin embargo, cuando la gente trata de justificar el motivo por el cual no compra jamás un periódico o la razón por la que se baja de la red más películas de las que será capaz de ver nunca, la razón siempre es la misma: es que el periódico es caro, es que el cine es caro, es que los discos son muy caros.

Invitaría a muchos de estos individuos que jamás compran el periódico, aunque gustan de leerlo gratis, a visitar una redacción y a seguir todo el proceso de producción de un diario y que luego me digan si cobrar 1,20 o 1,30 euros por él es caro o barato. Que el producto de todo un día de trabajo, que lleva detrás la labor de periodistas, fotógrafos, técnicos, impresores, repartidores... más la comisión que se llevan los quiosqueros, que no es pequeña, se pague con 120 céntimos es poco menos que un regalo. La prensa, por tanto, es un milagro, pero un milagro accesible para casi todo el mundo.

Evidentemente, sin compradores, no habrá prensa y, entonces, muchos de los que ahora se gastan el dinero en tabaco, en cañas o en copas, se lamentarán. ¡Qué país!

No hay comentarios:

Publicar un comentario